Mis días gratos por la ciudad a veces mueren demasiado rápido. Ayer por la mañana, recorrí todas las librerías del centro, en la búsqueda del libro perfecto aunque en algunas ocasiones me decepcionen mis elecciones. Tenía en mis manos, dos novelas: “La náusea” de Sartre y “La posibilidad de una isla” de Michel Houellebecq. Tras varias deliberaciones internas, me decidí por los dos autores.
Al terminar mi compra, me acerqué a un bar y me quedé horas hojeando ambas obras. Llovió un instante, mientras bebía el último sorbo de mi café y me dispersaba en mi lectura.
Me sentí extraño y distante en mi lugar, como si la ciudad huyera de mis percepciones habituales.
Me sentí extraño y distante en mi lugar, como si la ciudad huyera de mis percepciones habituales.
A veces el desconcierto, me visita gratamente.
1 comentario:
Emanuel! muy lindo tu blog, como siempre un placer "hablar" de cine y filosofia con vos. Te quiero mucho, y por ese cariño percibo tu destino luminoso.
Un beso grande
Cristina
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