viernes, 27 de junio de 2008

Canciones y tradiciones


Café de por medio, Miguel pone un DVD, con el último recital de Soda Stereo en River. Escuchamos un par de canciones, hasta que se detiene en una y me larga su análisis- crítica musical:

“En la canción En Remolinos, Soda logra una síntesis perfecta entre varias bandas y músicos de rock. Fíjate bien, pero ahí tenes desde Bowie hasta Zappa, pasando por Lou Reed , Nirvana y Brian Eno . Además aparecen algunos dejos de Kim Crimson, con esa guitarra que hace de la distorsión, una continuidad melódica exquisita. “

Todos los días, se aprende algo nuevo.



jueves, 26 de junio de 2008

Hijo E' Kafka

El gran Sergio Chejfec habla sobre su última novela, " El llamado de la especie", en CML

miércoles, 25 de junio de 2008

Te lo dije

Suenan

y

Resuenan

Truenos en la habitación 7.



sábado, 21 de junio de 2008

Proyectos

¡No idealices tanto! ¡Hay que acabar con el “Gran Amo”!

Lo único que quiero es seguir tomando mi café instantáneo.

viernes, 20 de junio de 2008

Habemus sexo

Después de ver, “Los demonios” de Ken Russell, me ha ganado el cariño y la simpatía hacia Urbano Grandier, el cura que no dejaba títeres con cabeza.

miércoles, 18 de junio de 2008

“Los jóvenes abrazaban el rock porque el peronismo había perdido la posibilidad de ofrecerles un lugar de referencia”



Juan Terranova, es uno de los más prolíficos y singulares representantes de la llamada joven guardia. “Mi nombre es Rufus”, es su última novela, que relata la historia de una banda de punk-rock, en plena década menemista. El autor de “El bailarín de Tango”,nos habla de esta obra, que cruza la música y las ruinas del neoliberalismo.

¿Cómo surge la idea de "Mi nombre es Rufus"?

Surge a partir de una pregunta muy precisa: ¿Cómo puede ser que una música tan visceral y cargada de violencia me resulte tan profundamente conmovedora? La novela intenta responder esto. Por otra parte, la violencia asociada al punk o a hechos culturales –libros, manifestaciones, arte, televisión, peronismo- me interesa particularmente. Aparte de esa pregunta, entonces, habría un interés por la violencia. Esa violencia que es conceptual, porque es artísticamente conceptual y políticamente conceptual, pero que también puede ser al revés, un concepto que se transforma en violencia. Esa ida y vuelta me interesa. Es el acto de romper la guitarra, que, de paso, ya está en el Martín Fierro. El tipo rompe la guitarra. Ahí hay una pulsión que me seduce porque la siento. Por ejemplo, ahora me dan ganas de agarrarlos a piñas, ahora no. Es un momento, pasa. Desgraciadamente, la literatura no permite esos desahogos tan profundos. Si uno los tiene en entrevistas, en el blog o en un libro –y yo los tuve varias veces-, siempre vuelven y se recrean y te desgastan como si uno estuviera en una circulo del infierno. Aunque quizás eso pase también con el rock. No lo sé.

En la novela aparece, el contexto de la década del 90, marcada por el fin de las ideologías, los grandes relatos, ¿Ubicas el punk como un intento de micro- relato, en medio del vacío?

No había vacío, había carísimos oropeles. Pero sí, toda la música fue en los 90 un lugar de sentido en el medio de la muy precisa confusión neoliberal. Los jóvenes abrazaban el rock porque el peronismo había perdido la posibilidad de ofrecerles, no ya una verdad, sino al menos un lugar de referencia, más o menos habitable. El mundo del rock es una cosmogonía muy completa y muy compleja. Una ética, una estética y una política. Con todas sus miserias y sus virtudes.

En relación a tu narrativa anterior con "El Bailarín de Tango" y "El Pornógrafo", había una clara influencia "puigiana" ¿Sentís que con "Mi nombre es Rufus", te distanciaste un poco?

Es posible. Si tengo la forma de narrar, enseguida la historia se desarrolla. Robarle a Puig funcionó por un tiempo y para narrar algunas cosas. A El pornógrafo le falto más trabajo formal, creo. Aunque tengo buena relación con el libro y me gustan las historias que se cuentan ahí me habría gustado trabajarlo más, deformarlo más, sobre todo que fuera más desquiciado. En Rufus logré algo que buscaba hace mucho. La aceleración al mango. Quería hacer una novela liviana. De entrar y salir. Para leer de un tirón. Siempre busco producir una lectura gozosa, no tediosa, incluso explosiva, pero acá tenía que ser sobre todo veloz, agresivamente veloz. Ahora que ya lo hice, me voy a tomar algunas cosas con más pausa.

¿Qué balance haces de aquel encuentro organizado por la SEA, sobre la nueva narrativa argentina, en el que participaste junto a Martín Kohan y Florencia Abbate?

Estuvo bueno porque en vez de defender lugares comunes se pudo discutir concepciones estéticas y políticas. Creo que Kohan escribe desde Adorno y la escuela de Frankfurt. Yo escribo desde la feria de libros del Parque Rivadavia, hoy feria de piratería digital. Hay puntos de contacto, por supuesto. Y es bueno que existan escritores como él. A mí me sirve para saber bien qué es lo que no quiero ser, lo que no quiero narrar y qué formas no tengo que usar. Por lo demás, lo estimo y lo juzgo una persona inteligente en muchos aspectos.

martes, 17 de junio de 2008

Última sesión

La lacaniana me dice que ella pregona la “cultura del trabajo y el esfuerzo”. Renglón siguiente, sentencia: “Hay que hacerse amigo del capitalismo”. Habla y no para de hablar; la escucho sin demasiadas expectativas. Espero que la conversación concluya y todo se extiende cuarenta minutos. Antes de apagar el celular pienso: de ponerla ni hablar… ¿no?


viernes, 13 de junio de 2008

Perspectivas







“¿Cómo está tu vida amorosa?”

“No pensé que iban a terminar así”

“Van a volver rápido. Es pasajero nomás”

“Salí loco. Retorna a la noche que te extrañamos”

“Pone a prueba tu agenda. El ejército de reservas es necesario en estos casos”

“¿Te seguís comunicando o nada?”

No vuelvas...

Me gustas desde que te fuiste a Madrid.

lunes, 9 de junio de 2008

Palabras palabras

Para seguir hablando contigo me compré un glosario lacaniano.

sábado, 7 de junio de 2008

Límites


En medio de un enjambre de muchachas, desnuda Madame Edwarda sacaba la lengua. Ella era, para mi gusto, encantadora. La elegí: ella se sentó cerca de mí. Apenas tuve tiempo de responder al mozo: tomé a Edwarda que se abandonó: nuestras bocas se juntaron en un beso enfermo. La sala estaba abarrotada de hombres y de mujeres y tal fue el desierto donde el juego se prolongó. Un instante su mano se deslizó, y yo me quebré de pronto como un vidrio, y temblé en mis pantalones; sentí a Madame Edwarda, de quien mis manos contenían las nalgas, ella misma al mismo tiempo desgarrada; y en sus ojos más grandes, dados vueltas, el terror, en su garganta un largo estrangulamiento. Me acordé que había deseado ser infame o, más bien, que hubiera sido necesario.

GEORGE BATAILLE "Madame Edwarda"

viernes, 6 de junio de 2008

Ellas

En los últimos ocho años, las mujeres que han pasado por mi vida, resultaron ser muy diferentes entre si, en cuanto a su formación ideológica, personalidad y estética. A saber:

Una marxista ortodoxa – pesimista

Una maoísta- ninfómana

Una foucaultiana- histérica

Una setentista -idealista

Creo que el futuro inmediato, me deparará una deleuziana con tendencias bisexuales.

martes, 3 de junio de 2008

Crisis resuelta

Confieso que he Troskeado; pero todo concluyó cuando leí este poema.

lunes, 2 de junio de 2008

Fútbol y Terror

La más lúcida reflexión sobre el significado del Mundial 78, la leí en el suplemento Radar, bajo la pluma exquisita de Alan Pauls.