Matilde no suele reírse cuando ve una comedia. Es complicado arrancarle una sonrisa, como si los gags le resultarán obvios y elementales. Lo ha intentado todo, desde comedias norteamericanas, pasando por el refinamiento inglés y algunos capocómicos argentinos, pero no ha tenido efecto.
Aclaro, que ella tiene una sonrisa preciosa, cuando habla con sus amistades; ella ríe de una forma angelical y cautivante.
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