Al igual que en
"Derrumbe", Daniel Guebel vuelve a poner el foco sobre la vida matrimonial. Su última novela, "Ella", publicada por Mondadori, relata una historia, donde el amor, la pareja y la supuesta armonia familiar, comienzan lentamente a desestablizarse.
La novela se inicia con la cotidianeidad de la vida en un country ¿Qué te resultó atractivo narrar de todo ese mundo?
Primero me interesó escribir libremente sobre un mundo de encierro y concentración, construido bajo los requisitos del confort y la calidad de vida: poner bajo la lupa a una serie de personas que buscan la seguridad a todo precio y que ven su vida perturbada precisamente por esa exigencia que los enloquece. Un country es, en algún sentido, un espacio donde los conejos se ponen por propia voluntad bajo la luz del cazador, encuentran su propio corralito para ser detectados fácilmente. Desde luego, no tenía gran preocupación por escribir una novela “realista”, sobre los temores de la clase media-alta contemporánea, sino más bien utilizar esos efectos para enrarecer la historia.
En “Ella” parecen convivir distintos géneros, el tono de la novela se desplaza entre lo costumbrista y lo fantástico ¿Cómo trabajaste esa rotación?
Omitamos lo realista, lo psicológico y la fábula oriental. No pienso el procedimiento como una rotación sino como una deriva. A llega a, digamos, Z, pero de Z no se vuelve a A, se pierde en el infinito de lo posible o de su interrupción. La convivencia, con suerte, agita al lector. ¿Qué valor tendría escribir un libro sin rarezas?
Hace poco leí que habías escrito una novela “conservadora”…¿ En qué lo percibiste?
Era una broma que quedó como título de la nota. Pero sí es cierto que de la lectura del libro puede desprenderse como conclusión que, por muy insatisfactorio que sea, el matrimonio es preferible a la separación. Al menos si quienes se separan son personas parecidas a mis personajes. Claro que para eso hay que parecerse a ellos, cosa que no recomiendo.
En ese sentido, entonces, puede pensarse como un libro en defensa de esa institución, visto el destino de los personajes fuera de esta.
¿No resulta paradójico el título “Ella”, donde lo predominante parecieran ser “Ellos”?
Ella es el motor inmóvil alrededor del cuál giran los ellos de la novela.
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