Piensa no tener mascotas
para aprovechar los espacios,
distancias atornilladas por el olor
a alfombra del día después.
Se mueve a lo Cassius Clay
con la agenda atrincherada
en una fuente de mármol.
El punto es conocer las zonas,
los nombres de los cuerpos,
la ventaja de mudar signos.
Olfatea los restos de langostas
olvidando aprender el procedimiento,
deshace el suspenso
con manteles rojos.
En la ducha,
un jabón amarillo
suena en si bemol.
Palo de agua con olor naftalina,
toallas que escupen gotas
en la supremacía del Yo
y acaban latiendo
con el pullover escote en V.
Flotan las ruinas de Varsovia
en el piso parquet,
en las botellas de plástico
guarda pilas
para desestabilizar al mercado.
Toda la tarde con la campera taxidriver,
la política hecha con boina parisina.
Palestina se debate
en un patio con malvones,
películas suecas
subtituladas al francés,
en la compañía de la novia M
Sale al día,
estorba los autos
por el bostezo de la ciudad.
Para el colectivo con mano proletaria,
en las esquinas: los cuadros venden la revista "Para Haití".
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