viernes, 5 de septiembre de 2008

Viajes











La soledad en continua metamorfosis.

Mutándose.

Soy:

la tarde en el museo, el pescador,

el cineasta maldito, el muerto,

el guerrillero romántico, mis relatos inconclusos,

las sabanas arrojadas a los fantasmas,

mis tazas de té hamacándose en las siestas,

las palabras al azar, las playas en abril,

las despedidas en la estación de trenes.

la noche germinándose a patadas,

el perfume del extravío.

Las soledades infinitas se yuxtaponen.

en las secuencias de los cuadros cotidianos:

Leo. Veo.

Espero. Enciendo.

Muero. Prendo.

Apago. Entierro

Debo reinventarme.

Las tareas me llaman a tenerme

a completarme

a existirme.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto que escribiste esta muy bueno. Me recordo al poema de un bitnik, creo que Gingsberg, que lei una vez en esa parte de la Ñ en la que publican poemas de escritores conocidos o desconocidos, y narraciones minimas; creo que en una parte hablaba del mar pero en lo que se acerca con este es en la cadencia descriptiva que nombra infinitamente, y amontona brutalmente varias imagenes de distinta naturaleza. Me gustó,saludos, Rubiano.

Anónimo dijo...

El q tiene mucho de Ginsberg es novero. Ese es un beatnik.
Emanuel