Dos jóvenes invaden la casa de veraneo de una familia. Los muchachos están vestidos íntegramente de blanco. Uno es inteligente, carismático y el otro actúa de manera atontada. La familia (padre, madre e hijo) comienza a ser degradada y sometida por esta dupla, que combina juego y perversión.
Así, inicia el cineasta Michael Haneke, la remake Funny Games, basada en su propia obra del año 1997. No altera casi nada de la versión original, sólo que esta vez, son de la partida, los reconocidos actores: Tim Roth, Naomi Watts y el notable Michael Pitt.
Haneke, al igual que en Caché, retoma su tema- obsesión: el lugar que tienen las imágenes, en el mundo contemporáneo. Interpela y desafía permanentemente al espectador. El director austriaco, es sin duda, el poeta de la perturbación y la incomodidad.
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